David Ray Griffin, Octubre 2006
(David Ray Griffin es profesor de la Universidad de Claremont (California) y autor de “El Nuevo Pearl Harbor” y “Omisiones y manipulaciones de la Comisión de Investigación del 11-S”)
Sigue sin haber una versión oficial sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001. No se ha abierto investigación judicial alguna sobre los propios atentados ni la menor investigación parlamentaria. No hay más que una versión gubernamental recogida en un informe presentado por una comisión presidencial. El profesor David Ray Griffin, autor de una obra de referencia en la que estudia ese informe, encontró en ese texto 115 mentiras aquí enumeradas.
Para cada mentira nos referiremos a los análisis que hace el profesor David Ray Griffin en su obra “Omisiones y manipulaciones de la Comisión Investigadora”. Las cifras que aparecen entre paréntesis se refieren a las páginas de la edición original estadounidense de ese libro.
1. Omisión de la prueba de que por lo menos 6 de los supuestos secuestradores aéreos (entre ellos Waled al-Shehri, acusado por la Comisión de haber apuñaleado a una azafata del vuelo UA11 antes del choque del avión contra la torre norte del World Trade Center) están vivos actualmente (19-20).
2. Omisión de pruebas sobre Mohamed Atta (como su pronunciada inclinación por la bebida, por la carne de puerco y las exhibiciones eróticas privadas o lap dances) que contradicen las afirmaciones de la Comisión de que Atta se había convertido en un fanático religioso (20-21).
3. Confusión voluntariamente creada alrededor de las pruebas que demuestran que Hani Hanjur era tan mal piloto que nunca hubiera sido capaz de lograr estrellar un avión de pasajeros contra el Pentágono (21-22).
4. Omisión del hecho que las listas de pasajeros (flight manifests) que se hicieron públicas no contenían ningún nombre árabe (23).
5. Omisión del hecho que nunca, ni antes ni después del 11 de septiembre, se ha visto que un incendio haya provocado el desplome total de un edificio con estructura de acero (25).
6. Omisión del hecho que los incendios de las Torres Gemelas no fueron ni extremadamente extensos ni especialmente intensos y que ni siquiera duraron mucho tiempo comparados con otros incendios ocurridos en rascacielos (con estructuras) similares sin que estos últimos se desplomaran (25-26).
7. Omisión del hecho que, dada la hipótesis que el incendio provocó los derrumbes, la torre sur, que fue golpeada después que la torre norte y afectada por un incendio de menor intensidad, no debería haber sido la primera en desplomarse (26).
8. Omisión del hecho que el edificio n°7 del World Trade Center (contra el cual no se estrelló ningún avión y que sólo sufrió pequeños incendios muy localizados) también se desplomó, hecho sobre el cual la Agencia Federal para el Manejo de Situaciones de Emergencia (FEMA) confesó que no podía ofrecer ninguna explicación (26).
9. Omisión del hecho que el derrumbe de las Torres Gemelas (y el del edificio n°7) presenta al menos 10 características de haber sido producto de una demolición controlada (26-27).
10. Afirmación según la cual el núcleo de la estructura de cada una de las Torres Gemelas era «un pozo de acero vacío», afirmación que niega la presencia de 47 columnas de acero macizo que eran en realidad el centro de cada torre. Según la teoría del «apilamiento de pisos» (the «pancake theory») que explica los derrumbes, varias decenas de metros de esas columnas de acero macizo debieran haber quedado en pie (27-28).
11. Omisión de la declaración de Larry Silverstein [el propietario del WTC], declaración según la cual el propio Silverstein en coordinación con los bomberos decidió «demoler» –en lenguaje técnico (to «pull»)– el edificio n°7 (28).
12. Omisión del hecho que el acero de los edificios del WTC fue rápidamente recogido del lugar de los hechos y enviado al extranjero por vía marítima ANTES de que pudiera ser analizado en busca de huellas de explosivos (30).
13. Omisión del hecho que el edificio n°7 había sido evacuado antes de su derrumbe, lo implica que la razón que se dio oficialmente para acelerar lo más posible la recogida del acero [en aquel lugar] (porque podía haber sobrevivientes bajo los escombros) no tenía ningún sentido en el caso de este edificio (30).
14. Omisión de la declaración del alcalde R. Giuliani quien dijo que se le advirtió de antemano que el WTC iba a derrumbarse (30-31).
15. Omisión del hecho que Marvin Bush, hermano del presidente estadounidense, y su primo Wirt Walker III eran los directores de la compañía encargada de garantizar la seguridad del WTC (31-32).
16. Omisión del hecho que el ala oeste del Pentágono, [la misma que fue impactada el 11 de septiembre], era precisamente, por diversas razones, la que menos posibilidades tenía de ser blanco de los terroristas de al-Qaeda (33-34).
17. Omisión de toda discusión tendiente a determinar si los daños que sufrió el Pentágono correspondían realmente con los daños que podría haber provocado el impacto de un Boeing 757 desplazándose a varios cientos de kilómetros por hora (34).
18. Omisión del hecho que existen fotos que demuestran que la fachada del ala oeste no se derrumbó hasta 30 minutos después del impacto y que el orificio de entrada es demasiado pequeño para el diámetro de un Boeing 757 (34).
19. Omisión de todo testimonio contradictorio sobre la presencia o la ausencia de pedazos visibles de un Boeing 757, ya sea dentro o fuera del Pentágono (34-36).
20. Ausencia total de discusión tendiente a determinar si el Pentágono disponía de un sistema de defensa antimisiles capaz de derribar un avión de pasajeros, aún cuando la Comisión sugirió que los terroristas de al-Qaeda decidieron no atacar una central nuclear precisamente porque pensaron que esta dispondría de ese tipo de defensa (36).
21. Omisión del hecho que las imágenes provenientes de diferentes cámaras (incluyendo las de la gasolinera que se encuentra frente al Pentágono, confiscadas por el FBI inmediatamente después del impacto) podrían ayudar a determinar qué fue realmente lo que impactó el Pentágono (37-38).
22. Omisión de la alusión del secretario de Defensa D. Rumsfeld a «un misil[ utilizado] para golpear [el Pentágono]» (39).
23. Aprobación aparente de la respuesta, totalmente insatisfactoria, a la pregunta tendiente a saber por qué los agentes del Servicio Secreto permitieron que el presidente Bush permaneciera en la escuela de Sarasota cuando, según la versión oficial, deberían haber pensado que un avión secuestrado podía tener esa misma escuela como blanco (41-44).
24. Fracaso en explicar por qué el Servicio Secreto no pidió una escolta de aviones de caza para [el avión presidencial] Air Force One (43-46).
25. Afirmaciones según las cuales en el momento en que el cortejo presidencial llegó a la escuela [de Sarasota], ninguno de los asistentes sabía que varios aviones habían sido secuestrados (47-48).
26. Omisión del informe según el cual el secretario de Justicia John Ashcroft había recibido una advertencia para que dejara de viajar en líneas aéreas comerciales antes del 11 de septiembre (50).
27. Omisión de la afirmación de David Schippers de que, basándose en informaciones provenientes de agentes del FBI sobre posibles ataques en el sur de Manhattan, él había tratado infructuosamente de transmitir dicha información al secretario de Justicia John Ashcroft durante las 6 semanas anteriores al 11 de septiembre (51).
28. Omisión de toda mención sobre el hecho que agentes del FBI afirmaron tener conocimiento de los blancos y fechas de los ataques [terroristas] mucho antes de los hechos (51-52).
29. Afirmación, mediante una refutación circular que da la cuestión por resuelta, de que el desacostumbrado volumen de compras de acciones en baja antes del 11 de septiembre no implica que los compradores supieran de antemano que los ataques iban a producirse (52-57).
30. Omisión de los informes según los cuales el alcalde [de San Francisco] Willie Brown y ciertos responsables del Pentágono fueron advertidos de que no debían tomar el avión del 11 de septiembre (57).
31. Omisión del informe según el cual Osama ben Laden, que ya en aquel entonces era el criminal más buscado por Estados Unidos, fue atendido en julio de 2001 por un doctor estadounidense en el hospital estadounidense de Dubai y que recibió allí la visita de un agente local de la CIA (59).
32. Omisión de los artículos que sugieren que, después del 11 de septiembre, el ejército estadounidense permitió deliberadamente la fuga de Osama ben Laden (60).
33. Omisión de informes, entre ellos el que reportaba la visita del jefe de los servicios de inteligencia de Arabia Saudita a Osama ben Laden en el hospital de Dubai, que entran en contradicción con la versión oficial de que la familia de Ben Laden y su país han renegado de este (60-61).
34. Omisión del resumen de Gerald Posner sobre el testimonio de Abu Zubaydah, según el cual tres miembros de la familia real saudita (que murieron los tres misteriosamente con sólo 8 días de intervalo) estaban financiando a al-Qaeda y conocían de antemano la realización de los ataques del 11 de septiembre (61-65).
35. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba del financiamiento de los sauditas a al-Qaeda (65-68).
36. Desmentido de la Comisión sobre el descubrimiento de una prueba que demuestra que dinero perteneciente a la esposa del príncipe Bandar, la princesa Haifa, fue entregado a agentes de al-Qaeda (69-70).
37. Desmentido, que simplemente ignoró la diferencia existente entre vuelos privados y vuelos comerciales, sobre el hecho que el vuelo privado en el que varios sauditas viajaron el 13 de septiembre desde Tampa hasta Lexington violó los reglamentos sobre el espacio aéreo establecidos en aquella fecha (71-76).
38. Desmentido sobre la autorización extendida a varios sauditas para que salieran del territorio de Estados Unidos poco después del 11 de septiembre sin que esas personas fuesen sometidas a una investigación apropiada (76-82).
39. Omisión de la prueba que demuestra que el príncipe Bandar obtuvo una autorización especial de la Casa Blanca para los vuelos de los sauditas (82-86).
40. Omisión de la afirmación de Coleen Rowley según la cual responsables del Cuartel General del FBI habían visto el memo de Phoenix del agente Kenneth Williams (89-90).
41. Omisión del hecho que el agente del FBI en Chicago Robert Wright afirma que el Cuartel General del FBI cerró su investigación sobre una célula terrorista y trató posteriormente de intimidarlo para impedir que publicara un libro en el que relata sus experiencias (91).
42. Omisión de la prueba que demuestra que el Cuartel General del FBI saboteó el intento de Coleen Rowley y de otros agentes [del FBI] de Minneapolis de obtener una orden de búsqueda para conseguir la computadora de Zacarias Moussaoui (91-94).
43. Omisión de las tres horas y media de testimonio que prestó ante la Comisión la ex traductora del FBI Sibel Edmonds que, según una carta que ella misma hizo pública y que dirigió al presidente [de la Comisión] Kean, revelaba serias disimulaciones por parte de responsables del FBI en relación con el 11 de septiembre y dentro del propio Cuartel General del FBI (94-101).
44. Omisión del hecho que el general Mahmud Ahmad, jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes], se encontraba en Washington una semana antes del 11 de septiembre y que se reunió allí con el director de la CIA, George Tenet, así como con otros altos responsables estadounidenses (103-04).
45. Omisión de la prueba que demuestra que Ahmad, el jefe del ISI [los Servicios de Inteligencia pakistaníes] ordenó el envío de 100 000 dólares a Mohamed Atta antes del 11 de septiembre (104-07).
46. Afirmación de la Comisión de que no encontró prueba alguna de que algún gobierno extranjero, incluyendo al de Pakistán, haya financiado a agentes de al-Qaeda (106).
47. Omisión del informe según el cual la administración Bush presionó a Pakistán para que Ahmad fuese destituido de su cargo de jefe del ISI después de la divulgación de la información que revelaba que este había ordenado el envío de dinero del ISI a Mohamed Atta (107-09).
48. Omisión de la prueba que el ISI (y no sólo al-Qaeda) se encontraba detrás del asesinato de Ahmad Shah Massud (el comandante de la Alianza del Norte en Afganistán) que se produjo precisamente después de un encuentro que duró una semana entre responsables de la CIA y del ISI (110-112).
49. Omisión de la prueba que demuestra que el ISI está implicado en el secuestro y posterior asesinato de Daniel Pearl, periodista del Wall Street Journal (113).
50. Omisión del informe de Gerald Posner según el cual Abu Zubaydah afirmó que un oficial militar pakistaní, Mushaf Ali Mir, que mantenía estrechos vínculos con el ISI y con al-Qaeda sabía de antemano de los ataques del 11 de septiembre (114).
51. Omisión de la predicción que hizo, en 1999, Rajaa Gulum Abbas, agente del ISI, de que las Torres Gemelas «se derrumbarían» (114).
52. Omisión del hecho que el presidente Bush y otros miembros de su administración se refirieron repetidamente a los ataques del 11 de septiembre como «oportunidades» (116-17).
53. Omisión del hecho que el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano («The Project for the New American Century»), muchos de cuyos miembros se convirtieron en figuras claves de la administración Bush, publicó en el año 2000 un documento que decía que un «nuevo Pearl Harbour» ayudaría a conseguir fondos para una rápida transformación tecnológica del aparato militar estadounidense (117-18).
54. Omisión del hecho que Donald Rumsfeld, quien fue presidente de la comisión del US Space Command y había recomendado aumentar el presupuesto destinado a este, se valió de los ataques del 11 de septiembre, en la tarde de ese mismo día, para garantizar esos fondos (119-22).
55. No se mencionó que las tres personas responsables del fracaso de los esfuerzos por prevenir los ataques del 11 de septiembre (el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, el general Richard Myers y el general Ralph Eberhart) eran también los tres principales promotores del US Space Command (122).
56. Omisión del hecho que Unocal había declarado que los talibanes no podían garantizar la seguridad adecuada para emprender la construcción de sus pipelines (para petróleo y gas) a partir de la cuenca del Caspio y a través de Afganistán y Pakistán (122-25).
57. Omisión del informe según el cual representantes de Estados Unidos dijeron durante un encuentro, en julio de 2001, que ya que los talibanes rechazaban su proposición de construir un oleoducto, una guerra contra ellos comenzaría en octubre (125-26).
58. Omisión del hecho que en su libro, publicado en 1997, Zbigniew Brzezinski escribía ya que para que Estados Unidos pueda mantener su predominio global es necesario que ese país controle el Asia central, con sus vastos recursos petrolíferos, y que un nuevo Pearl Harbour sería útil para obtener el apoyo de la opinión pública estadounidense a esos designios imperiales (127-28).
59. Omisión del hecho que miembros claves de la administración Bush, entre ellos Donald Rumsfeld y su delegado Paul Wolfowitz, se esforzaron durante muchos años por desatar una nueva guerra contra Irak (129-33).
60. Omisión de los apuntes de las conversaciones de Donald Rumsfeld correspondientes al 11 de septiembre que demuestran que este estaba decidido a utilizar los ataques como pretexto para desatar una guerra contra Irak (131-32).
61. Omisión de la declaración que aparece en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, según la cual «la necesidad de una fuerte presencia estadounidense en el Golfo va más allá del tema del régimen de Sadam Husein» (133-34).
62. Afirmación según la cual el protocolo de la FAA (Federal Aviation Agency) sobre lo sucedido el 11 de septiembre requería un largo proceso de aplicación que tenía que pasar por varias etapas de la cadena de mando cuando el propio Informe Oficial [de la Comisión] cita pruebas de lo contrario (158).
63. Afirmación según la cual en aquellos días sólo dos bases de la fuerza aérea estadounidense del sector noreste del NORAD (North American Aerospace Defense Command o Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte) mantenían cazas en alerta y, en particular, que no había aviones de combate en alerta en las bases de McGuire y de Andrews (159-162).
64. Omisión del hecho que la base Andrews de la fuerza aérea estadounidense tenía varios aviones de caza en alerta permanente (162-64).
65. Aceptación de la doble afirmación según la cual el coronel Marr, del NEADS (North East Air Defense Sector), tenía que comunicarse telefónicamente con un superior para que este lo autorizara a enviar aviones de caza desde [la base] de Otis y que necesitó 8 minutos para realizar esa llamada (165-66).
66. Aprobación de la afirmación según la cual la pérdida de la señal del transpondedor de un avión hace prácticamente imposible la localización de la nave por los radares militares estadounidenses (166-67).
67. Afirmación según la cual la intercepción de Stewart Payne no demostró que el tiempo de respuesta del NORAD en el caso del vuelo AA11 fue extraordinariamente lento (167-69).
68. Afirmación según la cual los cazas de la base de Otis se mantuvieron en tierra durante 7 minutos después de haber recibido la orden de despegue porque no sabían adónde volar (174-75)
69. Afirmación según la cual las fuerzas armadas estadounidenses no sabían del desvío el vuelo UA175 hasta las 9h30, momento exacto en que este vuelo se estrelló contra la torre sur del WTC (181-82).
70. Omisión de toda explicación sobre (a) la razón por la cual un informe anterior del NORAD, según el cual la FAA notificó a los militares el desvío del vuelo UA175 a las 8h43, se considera ahora como falso y (b) cómo fue que ese informe, si era falso, pudo ser publicado y se mantuvo como válido durante cerca de 3 años (182).
71. Afirmación según la cual la FAA no estableció la teleconferencia sino a partir de las 9h20 de aquella mañana (183).
72. Omisión del hecho que un memo de Laura Brown, de la FAA, afirma que la teleconferencia se estableció sobre las 8h50 y que trató precisamente sobre el desvío del vuelo UA175 (183-84, 186).
73. Afirmación según la cual la teleconferencia del NMCC, (Centro de Mando Militar o National Military Command Center) no comenzó antes de las 9h29 (186-88).
74. Omisión, en la afirmación de la Comisión de que el vuelo AA77 no se desvió de su trayectoria antes de las 8h45, del hecho que la hora mencionada en informes anteriores fue las 8h46 (189-90).
75. Fracaso en mencionar que el anuncio de la caída de un jet en Kentucky, poco después del momento en que el vuelo AA77 desapareciera del radar de la FAA, fue tomada lo bastante en serio por los responsables de la FAA y de la unidad antiterrorista del FBI como para que estos la enviaran a la Casa Blanca (190).
76. Afirmación según la cual el vuelo AA77 voló durante cerca de 40 minutos por el espacio aéreo estadounidense en dirección a Washington sin ser detectado por los radares militares (191-92).
77. Fracaso en explicar, si el anterior informe del NORAD según el cual se le informó a este –a las 9h24– que la trayectoria del vuelo AA77 era «incorrecta», cómo fue que ese informe erróneo pudo salir a la luz, o sea que se trata de saber si los responsables del NORAD mintieron o si fueron «embaucados» durante cerca de tres años (192-93).
78. Afirmación según la cual los aviones de combate de Langley, que según dijera primeramente el NORAD fueron enviados a interceptar el vuelo AA77, fueron realmente desplegados como respuesta a un informe erróneo de un controlador (no identificado) de la FAA de las 9h21 de que el vuelo AA11 se encontraba aún en vuelo y que se dirigía hacia Washington (193-99).
79. Afirmación según la cual los militares no fueron contactados por la FAA sobre el probable secuestro del vuelo AA77 antes del impacto contra al Pentágono (204-12).
80. Afirmación de que Jane Garvey no se sumó a la videoconferencia de Richard Clarke hasta las 9h40, o sea después del impacto contra el Pentágono (210).
81. Afirmación de que ninguna de las teleconferencias logró coordinar la FAA y las respuestas de los militares a los secuestros porque «ninguna [de las mismas] incluía a los responsables adecuados en el seno de la FAA y del Departamento de Defensa », aunque Richard Clarke dice que su propia videoconferencia incluía a la directora de la FAA Jane Garvey, al secretario de Defensa Donald Rumsfeld y al general Richards Myers, jefe interino de las Fuerzas Armadas (211).
82. Afirmación de la Comisión según la cual esta no sabía qué miembros del Departamento de Defensa participaron en la videoconferencia con Richard Clarke cuando el propio Clarke afirma en su libro que se trataba de Donald Rumsfeld y del general Myers (211-212).
83. Aprobación de la afirmación del general Myers de que él se encontraba en el Capitolio durante los ataques sin mencionar el informe contradictorio de Richard Clarke, según el cual Myers estaba en el Pentágono y participó en la videoconferencia con Clarke (213-17).
84. Fracaso al mencionar la contradicción entre el testimonio de Clarke sobre los movimientos de Rumsfeld de aquella mañana y las declaraciones del propio Rumsfeld (217-19).
85. Omisión del testimonio del secretario de Transporte Norman Mineta ante la propia Comisión, testimonio según el cual el vicepresidente Cheney y las demás [personas presentes] en el refugio subterráneo habían sido advertidas a las 9h26 de que un avión se acercaba al Pentágono (220).
86. Afirmación según la cual los responsables del Pentágono no sabían que un avión se estuviera acercando a ellos antes de las 9h32, las 9h34 o las 9h36, o sea sólo minutos antes que el edificio fuera impactado (223).
87. Aceptación de dos versiones que se contradicen entre sí sobre el aparato que impactó el Pentágono: una que describe la ejecución de una espiral de 330 grados hacia abajo (un «picado a gran velocidad») y otra en la que no se menciona esa maniobra (222-23).
88. Afirmación según la cual los cazas provenientes de Langley, que supuestamente recibieron la orden de despegar rápidamente para proteger Washington del «vuelo fantasma AA11» no estaban en lo absoluto cerca de Washington porque fueron enviados hacia el océano por error (223-24).
89. Omisión de todas las pruebas que sugieren que lo que impactó el Pentágono no fue el vuelo AA77 (224-25).
90. Afirmación según la cual la FAA no informó a los militares sobre el desvío del vuelo UA93 antes de que este se estrellara (227-29, 232, 253).
91. Doble afirmación de que el NMCC no monitoreó la conferencia iniciada por la FAA y no pudo por consiguiente conectar a la FAA con la teleconferencia iniciada por el NMCC (230-31).
92. Omisión del hecho que el Servicio Secreto dispone de medios que le permiten tener conocimiento de todo lo que hace la FAA (233).
93. Omisión de toda investigación sobre las razones que llevaron al NMCC a comenzar su propia teleconferencia si, como dijo Laura Brown –de la FAA–, eso no forma parte del protocolo standard (234).
94. Omisión de toda investigación sobre por qué el general Montague Winfield no solamente fue reemplazado por un «bisoño» (a rookie), el capitán Leidig, como director de operaciones del NMCC sino que abandonó además el mando cuando estaba claro que el Pentágono se encontraba ante una crisis sin precedente (235-36).
95. Afirmación según la cual la FAA notificó (de forma errónea) al Servicio Secreto, entre las 10h10 y las 10h15, que el vuelo UA93 se encontraba todavía en vuelo y se dirigía hacia Washington (237).
96. Afirmación según la cual el vicepresidente Cheney no dio la autorización para disparar hasta las 10h10 (varios minutos después de la caída del vuelo UA93) y que esa autorización no fue transmitida a la fuerza aérea hasta las 10h31 (237-41).
97. Omisión de todas las pruebas que indican que el vuelo UA93 fue derribado por un avión militar (238-39, 252-53).
98. Afirmación según la cual [el zar del contraterrorismo] Richard Clarke no recibió el pedido de autorización de fuego hasta las 10h25 (240).
99. Omisión del testimonio del propio Clarke, que sugiere que este recibió el pedido de autorización de fuego hacia las 9h50 (240).
100. Afirmación según la cual Cheney no bajó al refugio subterráneo del PEOC [o CPOU (siglas correspondientes a Centro Presidencial de Operaciones de Urgencia]) hasta las 9h58 (241-44).
101. Omisión de los múltiples testimonios, entre ellos los de Norman Mineta [secretario de Transporte] ante la propia Comisión, testimonios según los cuales el [vicepresidente] Cheney se encontraba en el CPOU antes de las 9h20 (241-44).
102. Afirmación según la cual la autorización para derribar un avión civil tenía que ser otorgada por el presidente (245).
103. Omisión de informes según los cuales el coronel Marr ordenó derribar el vuelo UA93 y el general Winfield indicó que él mismo y otros [oficiales] esperaban en el NMCC que un caza alcanzara el vuelo UA93 (252).
104. Omisión de informes que indican que había dos aviones de caza en el aire a varios kilómetros de New York y tres a sólo 320 kilómetros de Washington (251).
105. Omisión del hecho que había por lo menos 6 bases militares con cazas en estado de alerta en la región noreste de Estados Unidos (257-58).
106. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD había definido su misión solamente en términos de defensa contra amenazas dirigidas [hacia Estados Unidos] desde el extranjero (258-62).
107. Aprobación de la afirmación del general Myers de que el NORAD no había previsto la posibilidad de que un grupo de terroristas pudiera utilizar aviones de pasajeros secuestrados como misiles (262-63).
108. Fracaso en poner en perspectiva la significación del hecho, presentado en el propio Informe, o en mencionar otros hechos que prueban que el NORAD sí había efectivamente previsto la amenaza que podía representar la posible utilización de aviones de pasajeros secuestrados como misiles (264-67).
109. Fracaso en explorar la implicaciones de la cuestión de saber cómo pudieron influir la maniobras militares («war games») programadas para aquel día en el fracaso de los militares en los intentos por interceptar los aviones de pasajeros secuestrados (268-69).
110. Fracaso en discutir la posibilidad que el desarrollo de la Operación Northwoods haya favorecido los ataques del 11 de septiembre (269-71).
111. Afirmación (presentada para explicar por qué los militares no recibieron la información sobre los aviones secuestrados con tiempo suficiente para lograr interceptarlos) según la cual el personal de la FAA falló inexplicablemente unas 16 veces en la aplicación de los procedimientos normales (155-56, 157, 179, 180, 181, 190, 191, 193, 194, 200, 202-03, 227, 237, 272-75).
112. Fracaso en mencionar que la proclamada independencia de la Comisión se vio fatalmente comprometida por el hecho que su director ejecutivo, Philip Zelikow, era prácticamente miembro de la administración Bush (7-9, 11-12, 282-84). (ndt: era colaborador cercano de Condoleeza Rice)
113. Fracaso en mencionar que la Casa Blanca trató primeramente de impedir la creación de la Comisión [Oficial de Investigación sobre los Ataques Terroristas del 11 de Septiembre] y que obstaculizó después el trabajo de esta, como lo hizo al asignarle un presupuesto extremadamente restringido (283-85). (ndt: Presupuesto estimado en 15 millones de dólares cuando el film de ficción «Vuelo 93» de Paul Greengrass costó 18 millones y «World Trade Centre» de Oliver Stone costó CUATRO VECES MÁS, o sea 60 millones de dólares. En lo tocante al primer punto, la creación de la Comisión no se produjo hasta después de 441 días de los ataques y el presidente Bush propuso que fuera presidida por Henry Kissinger… para luego retractarse ante las violentas críticas de la opinión pública contra esa proposición.)
114. Fracaso en mencionar que el presidente de la Comisión, la mayoría de los demás miembros de la Comisión, y por lo menos la mitad del personal de la misma tenía serios conflictos de intereses (285-90, 292-95).
115. Fracaso de la Comisión, la cual se vanagloriaba de que la presentación de su informe final había tenido lugar «sin disensión», en mencionar que esto fue posible únicamente porque Max Cleland, el miembro de la Comisión más crítico en cuanto a la actuación de la Casa Blanca –juró incluso «que no sería cómplice de un tratamiento parcializado de las informaciones»–, tuvo que renunciar a su puesto dentro de la Comisión para poder aceptar un cargo en el Banco Export-Import y que la Casa Blanca dio a conocer su nominación para ese cargo únicamente después que las críticas emitidas por Cleland se hicieron especialmente directas (290-291).
Terminaré precisando que concluí mi estudio del texto que he dado en llamar «el informe Kean-Zelikow» escribiendo lo siguiente: Finalmente, el Informe de la Comisión Investigadora sobre el 11 de septiembre, lejos de evacuar mis dudas en cuanto a una complicidad oficial, no hizo más que confirmarlas. ¿Qué podría llevar a los responsables encargados de la redacción de ese informe final a montar una superchería de tanta envergadura si no el intento de enmascarar enormes crímenes? (291).
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Las tres versiones oficiales sobre los desvíos de aviones del 11 de septiembre
DAVID RAY GRIFFIN
Ya no hay versión oficial de los hechos sino una gran cantidad de documentos oficiales contradictorios e incompatibles. En todo el mundo, la opinión pública expresa sus dudas, incluyendo la de los propios Estados Unidos, donde, según un sondeo de la firma Zogby, más de la mitad de los neoyorkinos no creen ya en lo que las autoridades dicen sobre aquellos atentados. En una obra magistral, el profesor David Ray Griffinn escruta el trabajo de la Comisión Investigadora Presidencial. A continuación reproducimos un fragmento sobre los supuestos intentos de intercepción de los aviones supuestamente secuestrados.
Anomalías en las descripciones iniciales de los hechos
El principal reproche de los críticos de la descripción oficial reside en que si los procedimientos operacionales normales [1] en vigor para los casos de desvío de aviones hubiesen sido aplicados el 11 de septiembre, los cazas de la defensa aérea habrían interceptado los vuelos AA11, UA175 y AA77 mucho antes de que estos se estrellaran contra la torre norte, la torre sur y el Pentágono. También habrían interceptado el vuelo UA93 mucho antes de que cayera a tierra. Los procedimientos operacionales normales son los establecidos por la Federal Aviation Agency (FAA) y los militares estadounidenses.
Por «militares estadounidenses» entendemos aquí esencialmente el National Military Command Center (NMCC), el Centro Operacional Interarmas –situado en el Pentágono– y el North American Aerospace Defense Command (NORAD), el Comando de la Defensa Aérea para América del Norte, con sede en Colorado Springs. El NORAD se divide en diferentes zonas de responsabilidad. Solamente una de ellas tiene que ver con la catástrofe del 11 de septiembre: la Zona de Defensa Aérea del Noreste, más conocida como Neads.
En este capítulo, me referiré a los procedimientos operacionales previstos en caso de desvío de avión y a su violación durante el 11 de septiembre. En los capítulos siguientes analizaré cómo la comisión intentó demostrar que fueron aplicados por los militares.
Procedimientos operacionales para casos de desvío de aviones
Según los procedimientos operacionales, la FAA debe ponerse en contacto con el NMCC cuando un avión parece haber sido secuestrado. Existen tres indicios de alerta particularmente reveladores: el avión se desvía de su plan de vuelo, se interrumpe el contacto radial o se apaga el transpondedor (el transpondedor es un equipo electrónico que permite identificar el avión en la pantalla del controlador aéreo y que indica su posición y su altitud exactas. También permite el envío de una señal codificada de alarma de cuatro cifras si el avión es secuestrado). Si aparece uno de esos indicios, el controlador aéreo trata de ponerse en contacto con el piloto para tratar de resolver el problema. Si el piloto no responde de manera nominal o si no se logra restablecer rápidamente el contacto por radio, la FAA tiene que solicitar la asistencia del NMCC.
Hay que precisar que no es prerrogativa de la FAA determinar si un avión ha sido efectivamente secuestrado. Las instrucciones que tienen los controladores aéreos son inequívocas: «Si […] usted no sabe si una situación representa un peligro real o potencial, considérala como una urgencia confirmada.» [2]. En otras palabras, trate un posible secuestro como un secuestro real.
Los reglamentos militares estipulan que «en caso de secuestro de un avión, la FAA tiene que informar al NMCC lo más rápidamente posible [3]». El NMCC encargará entonces al NORAD ordenar el despegue –en modo scramble [4]– de uno o dos cazas en estado de alerta de la base aérea más próxima para que intercepten el avión sospechoso. Glen Johnson, redactor del Boston Globe señala lo siguiente en su recuento de las explicaciones que dio el mayor Mike Zinder, vocero del NORAD:
«Cuando se intercepta un avión, el contacto se establece por etapas progresivas. Estando próximo (al aparato interceptado), para llamar la atención del piloto, el avión de caza puede balancear las alas, hacer un pase frontal ante el aparato. En último caso, puede disparar varias balas trazadoras a lo largo del eje de vuelo del otro avión, e, incluso, bajo ciertos circunstancias, derribarlo con un misil.» [5].
El derribo de un avión es un acto muy grave que el piloto solamente puede ejecutar después de recibir la autorización del Pentágono. Es muy importante establecer bien la diferencia entre la destrucción de un avión y una intercepción, que constituye una intervención rutinaria, cosa que mencionó el mayor Snyder [6]. Cada año se registran como promedio un centenar de intercepciones. El informe de la FAA menciona 77 intercepciones entre septiembre del año 2000 y junio de 2001 [7].
Por otro lado, una intercepción es algo muy rápido. Como explica, en octubre de 2002, el general Ralph Eberhart, comandante del NORAD, cuando la FAA detecta algo anormal se pone en contacto con el NORAD en un minuto. Al NORAD le bastan unos minutos más para enviar interceptores a cualquier punto de Estados Unidos [8]. Según el sitio web de la US Air Force, los interceptores pueden alcanzar cualquier punto en tan poco tiempo porque un F15 «alcanza normalmente los 8 900 metros de altitud en sólo dos minutos y medio después de la orden de despegue», y vuela después a 3 000 kilómetros por hora [9].
Para ser preciso, hay que señalar que las explicaciones de Eberhart iban precedidas de la expresión «actualmente». Decía, por consiguiente, que actualmente la FAA demora alrededor de un minuto en ponerse en contacto con el NORAD y que actualmente este último puede enviar cazas a cualquier punto de Estados Unidos en apenas unos minutos. Eberhart insinúa por consiguiente que los procedimientos se han hecho más rápidos después del 11 de septiembre. La exactitud de esa afirmación podría comprobarse mediante la comparación de los tiempos de respuesta del NORAD para lanzar la intercepción de un avión antes y después del 11 de septiembre.
No me es posible efectuar ese tipo de estudio. El informe de la comisión investigadora sobre el 11 de septiembre no menciona ninguna comparación ni alude a verificación alguna de tal mejoría de los procedimientos. Mi convicción personal es que nada ha cambiado. Esta convicción se basa, en parte, en un documento de 1998 en el que se advertía a los pilotos que todo avión que presentara un comportamiento anormal corría el riesgo de «verse perseguido por dos (aviones de caza) en diez minutos»[Air Traffic Control Center (Centro de Control Aéreo), ATCC Controller’s Read Binder (Fichas del operador del CCA), documento disponible en el sitio web xavius.com, y citado en el libro de Ahmed, The War on Freedom, p. 148.]].
Eso no fue, sin embargo, lo que sucedió el 11 de septiembre. El primer avión de pasajeros desviado, el vuelo AA11, mostró aquella mañana, a las 8h14, indicios evidentes de un posible secuestro, y, a pesar de ello, cuando se estrelló –32 minutos después– contra la torre norte del World Trade Center, ningún interceptor había recibido la orden de despegue. Los otros tres vuelos desviados también habían dado indicios de su secuestro y hubo tiempo suficiente de interceptarlos. Es evidente que alguien infringió los procedimientos operacionales. Varios observadores dijeron que alguien dio órdenes de no intervenir que bloquearon la aplicación de los procedimientos operacionales.
Informe de los militares sobre el 11 de septiembre: las dos versiones
Durante los primeros días siguientes al 11 de septiembre, los voceros de las fuerzas armadas estadounidenses parecieron dar crédito a la acusación de no intervención. El 13 de septiembre se le preguntó al general Richard Myers, que ejercía las funciones de presidente del Comité de Jefes de Estados Mayores el 11 de septiembre, si la orden de despegue de los interceptores se había dado antes o después del golpe contra el Pentágono. Su respuesta fue la siguiente: «Esa orden, hasta donde yo sé, se dio después del golpe al Pentágono.» [10]
Lo mismo dijo el vocero del NORAD, Mike Snyder, en su entrevista del Boston Globe. Según Glen Johnson, el periodista, Snyder «contó que los interceptores se mantienen en tierra durante más de una hora después del primer informe de desvío, lapso durante el cual tres inmuebles son golpeados y un cuarto avión desviado sobrevuela Pennsylvania en dirección a Washington.» [11]
En el momento de la entrevista, realizada el 14 de septiembre, la CBS transmite una información diferente: «Al contrario (de lo que dicen) los comunicados anteriores, los cazas despegaron ese martes cuando los ataques estaban teniendo lugar.» El reportaje precisa que los cazas fueron enviados hacia las ciudades de Nueva York y Washington, pero que habían llegado demasiado tarde para prevenir el ataque [12]. Pero, según Johnson, la versión de Snyder es diferente.
Este último afirma que el comando (NORAD) no envió ninguna patrulla de intercepción, aunque había sido alertado del desvío 10 minutos antes que el primer avión… chocara con la primera torre del World Trade Center […]. El vocero declara que los cazas se mantuvieron en tierra hasta después que el Pentágono fue golpeado por el vuelo 77 de American Airlines […]. Fue entonces que las autoridades militares se dieron cuenta de la envergadura del ataque, según Snyders, y ordenaron finalmente el despegue de los cazas. Ese lapso fue confirmado por el general de ejército de la fuerza aérea Richard B. Myers, quien fue designado como nuevo presidente del Comité de Jefes de Estados Mayores [13].
Por consiguiente, según el desarrollo de los hechos que exponen tanto Myers como Snyders, los cazas no reciben la orden de intercepción hasta después de las 9h38, o sea por lo menos 52 minutos después del golpe contra la torre norte y por lo menos una hora después de que el NORAD fuese alertado sobre el desvío del vuelo AA11.
Matthew Wald desarrolla la misma secuencia de hechos en un artículo publicado en el New York Times el 15 de septiembre de 2001. Escribe que «hacia las 9h25 de la mañana, la FAA, de acuerdo con el Pentágono, toma la medida radical de prohibir todo despegue hacia el continente norteamericano, pero que nadie ordenó aún el despegue de los cazas» [14].
Dos meses antes de la publicación del informe final de la comisión, una entrevista que aparece en uno de los informes redactados por los miembros de esta menciona una secuencia idéntica. Según ese informe, Rudolph Giuliano, el alcalde de Nueva York, se comunicó telefónicamente con la Casa Blanca casi un minuto antes de que comenzara a derrumbarse la torre sur, por consiguiente, cerca de las 9h58. Giuliani le pide a Chris Henick, el director político adjunto del presidente, con quien logró comunicarse, que se envíe cobertura aérea para su ciudad. Según Giuliani, Henick le responde que los aviones han sido enviados hace 12 minutos y que no tardarán en llegar [15]. Eso significa que los aviones tenían que haber despegado alrededor de las 9h46. Si la declaración de Giulani es exacta, el testimonio de Henick confirmaría (al menos era eso lo que afirmaba todo el mundo los primeros días) que ningún avión de caza despegó antes de las 9h38, hora del golpe contra el Pentágono.
Independientemente de lo que se piense del episodio que cuenta Giuliani, la primera versión de los hechos parece ser la más plausible. El general Myers, a la sazón presidente del Comité de Jefes de Estados Mayores, y el comandante Mike Snyders, vocero del cuartel general del NORAD en Colorado Springs, tienen que estar al corriente de lo que sucedió el 11 de septiembre. No es posible que hayan podido inventar toda esa historia porque esta no da una imagen favorable de las fuerzas armadas estadounidenses. En realidad, si la versión oficial hubiese sido esa, no se ve de qué manera el presidente Bush y el Pentágono hubieran podido negar su propia responsabilidad en la suspensión de los procedimientos operacionales el 11 de septiembre.
Sin embargo, como indicamos anteriormente, una segunda versión del informe oficial comienza a circular muy rápidamente y es comunicada el 14 de septiembre al gran público mediante la CBS durante el boletín informativo vespertino Evening News [16]. Glen Johnson cuenta que Snyder, a nombre del NORAD, se niega a comentar sus propias declaraciones a la CBS. Sin embargo, el 18 de septiembre, el NORAD aporta informaciones que convierten la segunda versión en tesis oficial sobre las circunstancias del drama del 11 de septiembre. Efectivamente, los aviones despegaron, pero llegaron demasiado tarde. Estos datos son presentados bajo el aspecto de una cronología que retoma los grupos fecha-horario [17] en que la FAA advirtió al Neads y en que el Neads [18] dio la orden de despegue a los aviones. El objetivo implícito de esta segunda variante de la versión oficial es echar toda la culpa a la FAA, atribuyéndole no haber alertado a las fuerzas armadas lo suficientemente rápido.
Esa versión no responde realmente a las sospechas de los escépticos que siguen pensando que alguien dio una orden de no intervenir. Si se admite la exactitud de la cronología que publicó el NORAD, parece evidente que la FAA infringió varias veces su propia reglamentación. Por otro lado, a pesar de esas violaciones de los procedimientos operacionales, los críticos estiman que los cazas habrían tenido que interceptar los cuatro aviones de pasajeros desviados. Por consiguiente, la cronología publicada por el NORAD el 18 de septiembre parece acusar a la vez a la FAA y a los militares. Voy a explicar el por qué y el cómo mediante el análisis de cada uno de los vuelos. Al relacionar esos hechos, insisto en ello, resumo la convicción general tal y como se presentaba ésta antes del informe de la comisión sobre los atentados del 11 de septiembre, y que se basaba en los boletines de prensa y en la cronología que publicó el NORAD el 18 de septiembre de 2001. Se trata de mostrar por qué, basándose en esas informaciones, quienes critican los informes oficiales estiman que alguien impartió una orden de no intervenir. Es esencial tener en cuenta por qué la cronología de 2001 del NORAD fragilizó a las fuerzas armadas estadounidenses ante esta acusación para entender la nueva versión que establece el informe Kean-Zelikow.
Violaciones de los procedimientos operacionales: el vuelo AA11
[19] Según la cronología de 2001 del NORAD y los boletines de información que abordan el tema, he aquí lo que pasó con el vuelo AA11: entre las 8h14 y las 8h15 no se pliega a la orden de tomar altitud impartida por la FAA. Después, corta el contacto radial y apaga su transpondedor [20]. A las 8h20, el avión abandona completamente la ruta prevista en su plan de vuelo. El controlador aéreo concluye que probablemente ha sido secuestrado por piratas aéreos pero no advierte a los militares [21]. A las 8h21, un miembro de la tripulación se comunica por teléfono con American Airlines para informar que el avión es controlado por piratas aéreos que han matado ya varias personas [22]. A las 8h24, el controlador aéreo escucha la voz de un pirata aéreo que se dirige a los pasajeros: «Tenemos varios aviones bajo control. Quédense tranquilos y todo irá bien. Estamos regresando al aeropuerto.» [23] El controlador aéreo cuenta seguidamente que en ese preciso instante, «se da cuenta que se encuentra ante un secuestro» [24]. A las 8h25, controladores de Boston advierten a otros centros de control aéreo de la FAA que el vuelo n° 11 ha sido secuestrado [25]. A las 8h28, ven el avión desviarse 100 grados hacia el sur en dirección a Nueva York [26].
Sin embargo, según la cronología del NORAD del 18 septiembre, la FAA no alerta al NORAD (Neads) hasta las 8h40 [27]. O sea, en vez de advertir a los militares poco después de las 8h14 o inmediatamente después de las 8h20, como estipulan los procedimientos operacionales, la FAA espera entre 20 y 24 minutos luego de la aparición de los indicios de secuestro del vuelo n° 11. Al parecer, infringe deliberadamente los procedimientos operacionales. Según un comentario de ABC News: «No parece que se haya dado la alarma, al haberse tomado los controladores aéreos amplias libertades con las reglas de policía aéreas o los reglamentos militares. Existe una incógnita que será necesario dilucidar.» [28]
Hay otro elemento curioso en la cronología del NORAD. Esta afirma implícitamente que American Airlines no informa la situación a los militares cuando, según los artículos publicados en la prensa, la compañía aérea recibe a las 8h21 una llamada telefónica de un miembro de la tripulación advirtiendo que piratas aéreos se han apoderado del avión y que han matado a varias personas.
En todo caso, los críticos sugieren que si la cronología del NORAD es exacta, la FAA tiene que haberle dado a su personal la orden de no intervenir. Como ningún miembro del personal de la FAA ha sido despedido ni amonestado públicamente, hay grandes razones para sospechar que fue eso lo que pasó o que el NORAD dio una cronología falsa.
Por otro lado, esta nueva versión no libera de culpa a los militares. Cuando estos se enteraron, a las 8h40, de lo sucedido al vuelo n° 11, tendrían que haber enviado inmediatamente una orden de intercepción a la base aérea de McGuire, situada cerca, en el Estado de New Jersey. En ese caso los interceptores hubiesen estado en el aire a las 8h42. A 50 km por minuto, habrían podido cubrir a tiempo los 110 kilómetros que los separaban de la ciudad de Nueva York e interceptar el vuelo n° 11 un poco antes de las 8h46, hora en que éste se estrelló contra la torre norte. En vez de eso, el NORAD, según sus propias afirmaciones, no da la orden de despegue sino seis minutos más tarde, a las 8h46. Peor aún, no se da esa orden a la base de McGuire sino a la de Otis, situada en Cape Cod, Massachussets, que está al doble de distancia de Nueva York. Finalmente, los dos F15 esperan aún seis minutos más antes de despegar, lo cual significa que no están en el aire sino a las 8h52, o sea seis minutos después del golpe contra la torre norte [29]. Todos esos factores hacen pensar que los militares dieron la orden de dejar el tiempo correr, orden que vendría a agregarse a la orden de no intervenir de la FAA, como hace suponer la cronología del NORAD.
Violaciones de los procedimientos operacionales: el vuelo UA175
Sin embargo, a pesar de todos esos retrasos debidos a la FAA, al NORAD y a Otis, los F15 tendrían que haber llegado a Nueva York a tiempo para interceptar el vuelo 175 antes de que chocara con la torre sur, a las 9h03. Pero tampoco fue ese el caso. He aquí cómo se desarrollaron los hechos, según la cronología del NORAD y las observaciones que contiene.
Entre las 8h41 y las 8h42, los controladores aéreos de Boston oyen transmisiones sospechosas provenientes del n° 175, como lo siguiente: «Quédense todos sentados.» [30] Después, a las 8h42, el avión se desvía de su plan de vuelo y la señal de su transpondedor desaparece de las pantallas [31]. La FAA se pone en contacto con los militares casi de inmediato. El NORAD declara que no se le puso al corriente sino un minuto más tarde, a las 8h43. Esta precisión en el horario apareció publicada en varios diarios como el Washington Post el 12 de septiembre [32] antes de las declaraciones del NORAD del 18 de septiembre. Alertado rápidamente, el NORAD tiene por delante 20 minutos antes de las 9h30, hora del golpe contra la torre sur.
A pesar de eso, los interceptores designados para la misión son dos F15 en estado de alerta en la base de Otis y, como hemos visto, estos no despegan hasta las 8h52. No hay más remedio que concluir que se necesitaron nueve minutos para dar la orden de despegue y que esta fuera ejecutada. Esto es sencillamente sorprendente. La cronología del NORAD no da explicación alguna sobre ese enorme lapso de tiempo, pero es evidente que este resulta incompatible con los procedimientos operacionales.
Sin embargo, y a pesar de esos lapsos incomprensibles, los 11 minutos restantes deberían bastar ampliamente para realizar la intercepción. También se podría pensar que después del golpe del avión de pasajeros anterior contra la torre norte, las fuerzas armadas autorizarán a sus pilotos para que derriben el vuelo UA175 si este se niega a obedecer. Por consiguiente, incluso si los lapsos de tiempo disponible para evitar el golpe contra la torre norte son discutibles, sigue siendo evidente que era posible impedir el de la torre sur. A pesar de las explicaciones del NORAD, ahí están los hechos.
Nos dijeron que después de despegar, a las 8h52, los F15 se dirigen a Nueva York. Eso dicen tanto el teniente coronel Timothy Duffy, uno de los dos pilotos, como el general de división de la fuerza aérea Larry Arnold [33], al mando del NORAD. Según sus informes, los F15 vuelan tan rápido como es posible –Duffy precisa incluso que vuelan «a toda máquina durante todo el trayecto» [34], o sea que alcanzan los 3 000 km/h [35]. Como están en el aire desde las 8h52, deberían estar sobre Manhattan en seis minutos, o sea a las 8h58 [36]. Pero a las 9h03 –las 9h02, según el NORAD– hora del golpe contra la torre, los F15 están aún, según el NORAD, a 110 kilómetros de su objetivo [37]. Según los cálculos de los escépticos, los cazas no volaron a toda velocidad sino, seguramente, a una velocidad dos veces inferior [38]. Es evidente que alguien miente.
La nueva cronología del NORAD no despeja las dudas sobre un punto: la fuerza aérea no interceptó el vuelo UA175 simplemente porque no trató de hacerlo. El informe de la comisión sobre el 11 de septiembre trata de eliminar toda sospecha estableciendo aún una nueva cronología, tercera versión del informe oficial sobre los hechos del 11 de septiembre. Pero, antes de examinar esta última, es necesario retomar lo que ya dijimos sobre los vuelos AA77 y UA93.
Infracción de los procedimientos operacionales: el vuelo AA77
El vuelo AA77 sale del aeropuerto de Washington-Dulles a las 8h20 de la mañana. A las 8h46, se desvía claramente de su plan de vuelo [39]. A las 8h50, vuelve a su ruta, pero ya no tiene contacto radial [40]. En un artículo del New York Times se dice que los controladores aéreos se enteran casi al mismo tiempo de que el avión ha sido secuestrado [41]. A las 8h56, se apaga el transpondedor del avión [42]. Justo antes, según otros artículos de la prensa, el avión sobrevuela el noreste del Estado de Kentucky. Luego da media vuelta para volver hacia el este [43]. «Hacia las 8h57 –escribe el New York Times– se hace evidente que el vuelo 77 está perdido.» [44]
A pesar de ello, según el NORAD, la FAA no da la alarma para el vuelo AA77 hasta las 9h24, momento en que avisa que el avión puede haber sido secuestrado y que parece estar volviendo hacia Washington [45]. Eso significaría que aunque la FAA estaba, según el New York Times, al tanto del desvío del avión a las 9h50, esperó aún 34 minutos antes de alertar a los militares. Si se dan por ciertos el artículo del diario y la cronología del NORAD, la reacción de la FAA ante las anomalías del vuelo AA77 infringe los procedimientos operacionales aún más que en el caso del vuelo n° 11.
Pero, a pesar de todos los reproches contra la FAA, la cronología que publicó el NORAD el 18 de septiembre de 2001 no exonera a este último de críticas en cuanto a su propia reacción ante las anomalías del vuelo AA77. Es cierto que no se le puede reprochar, en este caso, el haber tardado en dar la orden de despegue. El NORAD afirma haber dado la orden de intercepción del vuelo AA77 a las 9h24, o sea algunos segundos después de haber recibido el mensaje de alerta, declaración que debería dar que pensar a los que creen que se necesitan varios minutos para dar una orden de intercepción.
Sin embargo, el problema es a qué base aérea fue enviada la orden. Se trata de la B.A. [46] de Langley, en Virginia, situada a 200 kilómetros de Washington. Según los críticos, la orden de intervenir tenía que haber sido enviada a la base de Andrews, en el Estado de Maryland, que está a 16 kilómetros de Washington y cuya misión consiste en garantizar la defensa aérea de la capital federal.
Otro enigma: a pesar de una orden de despegue impartida a las 9h24, parece que los F16 de Langley no despegaron hasta las 9h30. ¿Por qué necesitan seis minutos para despegar cuando vimos anteriormente que bastan dos minutos y medio para que un interceptor alcance 8,900 metros de altitud después de haber recibido la orden de despegue?
Otra interrogante: a pesar del retraso y de la lejanía de Langley, los F16 deberían haber llegado con tiempo más que suficiente para impedir el golpe contra el Pentágono a las 9h38, hora generalmente admitida, o incluso a las 9h37, hora de la cronología del NORAD [47]. Los F16 pueden volar a mach 2,5, o sea a 40 km por minuto. A esa velocidad, pueden recorrer los 210 que los separaban de Washington en apenas cinco minutos, lo que les deja casi tres minutos para interceptar y, si fuera necesario, derribar el avión desviado. Según la cronología que publicó el NORAD el 18 de septiembre de 2001, los F16, en vez de estar sobre Washington a las 9h35, están todavía a 170 kilómetros en el momento del golpe contra el Pentágono [48].
Los escépticos, después de hacer sus cálculos, subrayaron que la versión del NORAD es absurda. De ella se desprende que durante los ocho minutos de vuelo que siguieron al despegue, los F16 solamente recorrieron 40 kilómetros, lo cual significa que volaron a menos de 320 km/h [49].
Otra interrogante. ¿Por qué no se ordena la evacuación del Pentágono? Humorísticamente llamado por su personal «el punto cero», el Pentágono tiene un snack-bar que lleva ese nombre [50]. ¿Por qué razón las autoridades, que tienen conocimiento de los ataques del WTC y saben que el vuelo AA77 parece dirigirse hacia Washington, no lanzan la orden de evacuación inmediata? La respuesta oficial es que el secretario de Defensa Rumsfeld y otras autoridades del Pentágono no saben absolutamente nada del peligro, como declara un vocero del Pentágono: «El Pentágono simplemente no estaba al corriente de que el avión se dirigía hacia nosotros» [51] Sólo que, como en el informe del NORAD se señala a las 9h24 que el vuelo AA77 ha sido probablemente secuestrado y que parece dirigirse hacia Washington, no es posible estimar como fidedignas tales denegaciones.
Como todo el mundo lo entenderá inmediatamente, hay que revisar completamente la versión de los hechos relativos al vuelo AA77 que se ofreció al público el 18 de septiembre. Los militares utilizan el informe de la comisión sobre el 11 de septiembre para publicar una versión enteramente refabricada de la manera en que trataron el vuelo AA77. Pero, antes de estudiar esa versión revisada y corregida, es necesario analizar las infracciones de los procedimientos operacionales relacionadas con el vuelo UA, a la luz de lo que ya hemos descubierto.
Infracciones de los procedimientos operacionales: el vuelo UA93
Esta es la versión generalmente aceptada sobre el vuelo UA93 según la cronología de 2001 del NORAD y de los hechos con él relacionados. El avión sale de Newark a las 8h42. A las 9h27, se hace evidente que los piratas aéreos han tomado el control de la cabina de pilotaje y los controladores aéreos oyen a uno de ellos, que habla con acento extranjero, decir que hay una bomba a bordo [52]. Hacia las 9h28, los controladores oyen gritos, ruidos amortiguados y hombres que hablan de «nuestras exigencias» en un inglés muy rudimentario, ampliamente mezclado con palabras extranjeras [53]. Es evidente que se está desarrollando un secuestro aéreo. Ello se hace más claro aún a las 9h30, cuando desaparece la señal del transpondedor [54], todavía más a las 9h34 cuando los controladores escuchan el siguiente mensaje: «Señoras y señores, les habla el comandante de la nave. Les rogamos que vuelvan a sus asientos y se mantengan sentados. Hay una bomba a bordo.» [55]
A pesar de ello, durante todo ese lapso de tiempo, si creemos la cronología del NORAD, la FAA no se pone en contacto con los militares para pedir ayuda. Después de la llamada de la FAA al Neads, la cronología lleva simplemente la mención «N/A», o sea «no pertinente».
Sin embargo, según un comunicado de CNN, el 17 de septiembre de 2001 el NORAD declaró que la FAA señaló al Neads a las 9h16 que el vuelo UA93 tenía dificultades. Si esa información es exacta, quiere decir que la FAA aplicó sus procedimientos con mucha rapidez, señalando al Neads un desvío sobre la base de indicios que no conocemos aún. Claro está, como seguimos sin conocerlos, se podría considerar simplemente esa información como un error individual que no se debe tener en cuenta. Pero, la idea de que el NORAD fue alertado sobre el vuelo UA93 a las 9h16 está al parecer muy clara en la memoria colectiva de su personal. Cuando, en su testimonio del 23 de mayo de 2003 ante la comisión investigadora sobre el 11 de septiembre, el general Larry Arnold, del NORAD, repite esa versión de los hechos al declarar que a las 9h16 la FAA señaló un posible secuestro del vuelo UA93 [56] de la compañía United Airlines, esa afirmación da lugar a una aclaración en el informe de la comisión sobre el 11 de septiembre. Subrayando que esa aserción proviene de «autoridades del NORAD», la comisión declara: «Esa información es inexacta. No hay ningún secuestro señalado a las 9h16. El vuelo UA93 estaba nominal [57] en aquel momento.»
Como quiera que sea, la cronología que publicó el NORAD el 18 de septiembre de 2001, y que se convirtió en versión oficial, implica no sólo que la FAA no reaccionó mejor que en los casos de los otros vuelos sino que lo hizo peor aún ya que, a pesar de una serie de indicios que aparecen a las 9h27 y que no dejan lugar a dudas en cuanto al secuestro del vuelo UA93, la FAA nunca entró en contacto con los militares.
Podría pensarse que esta cronología del NORAD, al indicar que el ejército no fue alertado en cuanto al vuelo UA93, desecha la posibilidad de una mala reacción de los militares en cuanto al incidente. Esto es sin embargo falso, aunque las sospechas existentes en este caso implican un error de otro tipo y no el de los casos anteriores. En estos, la hipótesis es que los militares no derribaron los aviones de pasajeros cuando deberían haber sido derribados. En el último caso, la hipótesis es que derribaron un avión que no deberían haber derribado. Varias razones conducen a esa conclusión.
En primer lugar, aunque no hay unanimidad en lo tocante a la hora de la caída del vuelo UA93, todo el mundo opina que no se produjo antes de la 10h03 [58]. Al haber dado el vicepresidente Cheney, según varias fuentes de información que coinciden en ello [59], la orden a los interceptores de derribar el vuelo UA93 poco después de las 9h56, estos disponen del tiempo necesario para ejecutarla.
Segundo: Se reporta que un edecán militar le pregunta al vicepresidente Cheney: «Un avión está volando a 130 kilómetros de aquí. Hay un interceptor cerca. ¿Disparamos?» Cheney responde que sí. El F16 se lanza entonces tras el vuelo UA93. En el momento en que el caza se aproxima al avión de pasajeros, Cheney oye que le piden dos veces que confirme la orden de fuego. Y la confirma [60].
Tercero: La cadena CBS reporta, poco antes de la caída del aparato, que dos cazas F16 siguen de cerca el vuelo UA93. Ignorando la orden estricta dada a los controladores de no decir nada a los medios de difusión, un controlador aéreo anuncia que «un F16 sigue de cerca el vuelo UA93» [61].
Cuarto: El secretario adjunto de Defensa, Paul Wolfowitz, confirma posteriormente esas declaraciones cuando dice que «la fuerza aérea perseguía un avión secuestrado que se estrelló en Pennsylvania […] y tuvo la posibilidad de derribarlo, en caso de necesidad» [62].
Quinto: Testigos oculares sostuvieron que el avión fue «perforado» por uno o dos misiles. Varias personas afirman haber oído «una fuerte explosión» o «dos fuertes explosiones» justo antes de que el avión empezara a caer. El alcalde Shanksville declaró conocer a dos personas, una de las cuales estuvo en Vietnam, que le dijeron haber oído un misil [63] Otros testigos encontraron, a 13 kilómetros de distancia del punto de impacto, pedazos de material así como probables restos humanos [64]. Obreros de una obra en construcción situada a 10 kilómetros del punto de impacto declaran haber visto pedazos que formaban como una nube de confeti caer sobre el lago donde estaban trabajando y sobre las granjas de los alrededores después de haber oído la explosión [65]. Finalmente, una pieza de uno de los dos motores que pesaba alrededor de media tonelada fue encontrada «a una distancia considerable» del lugar del impacto, según las comprobaciones del FBI. El artículo de un diario encuentra este hecho «extraño» ya que, al rastrear la fuente de calor, los misiles aire-aire Sidewinder que llevan los F16 habrían tenido que golpear más bien uno de los dos enormes motores del Boeing 757 [66].
Sexto: Llamadas telefónicas de pasajeros, algunas de las cuales fueron escuchadas por el FBI [67], indican que varios pasajeros –entre ellos un piloto [68]– pelearon con los piratas para retomar el control del avión. Algunos indicios hacen pensar que en el momento en que parecía que iban a lograrlo el avión fue golpeado. Por ejemplo, una mujer que había dicho un poco antes a su marido que los pasajeros estaban tratando de entrar por la fuerza en la cabina de pilotaje, exclama: «¡Lo van a lograr! ¡Lo están logrando! ¡Lo están logrando!» Justo entonces, el marido oye alaridos seguidos de «un ruido de aire, como una fuerte ráfaga de viento» y más gritos, después pierde el contacto [69]. Otro pasajero que llama desde un baño dice haber oído «una fuerte explosión» y que ve humo un humo blanco que viene del avión [70]. Según un artículo del Mirror: «Varias fuentes declaran que lo último que se oye en la cinta de la grabadora de voz de la cabina de pilotaje es un ruido de viento que hace pensar que el aparato ha sido perforado.» [71].
Séptimo: el comandante Daniel Nash, uno de los dos pilotos de la patrulla de F15 enviada a New York, informó más tarde que a su regreso a su base se le informó que cazas F16 habían derribado un cuarto avión de pasajeros en Pennsylvania [72].
Ese se extendió lo suficiente como para que, cuando el general compareció ante la comisión del Senado para las Fuerzas Armadas, el 13 de septiembre de 2001, el presidente de dicha comisión, el senador Carl Levin, sostuviera que existían declaraciones según las cuales «el aparato que se estrelló en Pennsylvania fue abatido». Y agrega: «Esas historias siguen circulando.» Myers afirma que los militares no han derribado ningún aparato [73].
Existen, sin embargo, graves indicios de que efectivamente abatieron el vuelo UA93 y de que lo hicieron en el momento en que los pasajeros estaban a punto de retomar el control del aparato. El derribo de un avión civil en esas condiciones constituye, evidentemente, una clara infracción de los procedimientos operacionales.
En resumen: Los elementos probatorios disponibles sobre cada uno de los vuelos analizados establecen que el 11 de septiembre, no sólo la FAA sino también los militares infringieron los procedimientos operacionales relativos a la seguridad del espacio aéreo federal. Independientemente de que adopten la primera o la segunda versión oficial de los hechos, los críticos tienen buenas razones para pensar que se ordenó la suspensión de los procedimientos operacionales aquel día.
El primer capítulo del informe de la comisión sobre el 11 de septiembre apunta principalmente a dejar sin fundamento esas sospechas. ¿Cómo procede el informe? Nada menos que ofreciéndonos una tercera versión oficial de los hechos. Los siguientes capítulos estudiarán la nueva tesis de la comisión sobre los cuatro vuelos. Le daré al lector una visión de conjunto de las tres versiones oficiales de los hechos relativos a cada uno de los vuelos.
VERSIÓN 1 DEL 11 AL 14 DE SEPTIEMBRE DE 2001
1 – Vuelo AA11
07 h 59: despegue en Boston
08 h 46: golpe contra la torre norte del WTC
Ningún despegue de patrulla de la D.A. (Defensa Aérea)
2 – Vuelo UA 175
08 h 14: despegue en Boston
09 h 03: golpe contra la torre sur del WTC
Ningún despegue de patrulla de la D.A.
3 – Vuelo AA77
08 h 20: despegue en el aeropuerto de Washington-Dulles
09 h 38: golpe contra el Pentágono
Ningún despegue de patrulla de la D.A.
4 – Vuelo UA93
08 h 42: despegue en Newark
10 h 03 ó 10 h 06: el vuelo se estrella en Pennsylvania.
Una patrulla de la D.A. despega poco antes de la caída del aparato.
VERSIÓN 2, PUBLICADA POR EL NORAD EL 18 DE SEPTIEMBRE DE 2001
1 – Vuelo AA11
08 h 40: la FAA alerta al Neads, por consiguiente al NORAD.
08 h 46: impacto, el Neads da la orden de intercepción a la base de Otis
08 h 52: despegue de los F15 de Otis.
2 – Vuelo UA175
08 h 43: la FAA alerta al Neads, por consiguiente al NORAD.
08 h 46: orden de intercepción del Neads (a los dos mismos F15 que para el vuelo AA11)
08 h 52: despegue de los F15 de Otis.
09 h 02 (aproximadamente): impacto; los dos F15 están a 110 kilómetros del lugar del impacto.
3 – Vuelo AA77
09 h 24: la FAA alerta al Neads, por consiguiente al NORAD.
09 h 24: el Neads da la orden de intercepción a Langley.
09 h 30 : despegue de los F16 de Langley
09 h 37 (aproximadamente): impacto ; los F16 están a 170 kilómetros del lugar del impacto.
4 – Vuelo UA93
La FAA informa: N/A (no pertinente)
Orden de intercepción N/A, los F16 de Langley han despegado ya para interceptar el vuelo AA77.
10 h 03 (aproximadamente): el aparato se estrella; los F16 están a 170 kilómetros del punto de impacto (defendiendo Washington).
VERSIÓN 3: INFORME DE LA COMISIÓN SOBRE EL 11 DE SEPTIEMBRE, JULIO DE 2004, PP. 32 Y 33
1 – Vuelo AA11
08 h 25: la FAA –CCA (Centro de Control Aéreo) de Boston– tiene conocimiento del desvío.
08 h 30: la FAA –CCA de Boston– informa al Neads (NORAD) del desvío.
08 h 46: orden de intercepción del Neads a la base de Otis.
08 h 46M40S: el vuelo AA11 se estrella contra el WTC.
08 h 53: despegue de los F15 de Otis.
09 h 16: American Airlines se entera de que el vuelo AA11 se ha estrellado contra el WTC.
09 h 21: el CAA de Boston informa por error que el vuelo AA11 se dirige hacia Washington.
09 h 24: el Neads da a los F16 de Langley la orden de interceptar un vuelo n° 11 fantasma.
2 – Vuelo UA17
08 h 42 – 08 h 47: indicios de secuestro.
08 h 52: un miembro de la tripulación alerta sobre el secuestro.
08 h 55: el CAA de Nueva York sospecha un secuestro.
09 h 03: el vuelo UA175 se estrella contra el WTC.
09 h 15: la FAA informa al Neads sobre el golpe, al cabo de 12 minutos.
3 – Vuelo AA77
09 h 05: American Airlines tiene conocimiento del secuestro.
09 h 24: el Neads da a los F16 la orden de interceptar el vuelo fantasma AA11, no el AA77.
09 h 34: la FAA informa al Neads que el vuelo AA77 está desaparecido (no que está secuestrado).
09 h 38: el vuelo AA77 se estrella contra el Pentágono.
09 h 38: los F16 enviados en misión de intercepción del vuelo AA11 están a 240 kilómetros de Washington (fueron enviados en la dirección errónea).
4 – Vuelo UA93
09 h 34: el puesto de mando de la FAA entra en conocimiento del secuestro.
10 h 03: el vuelo UA93 se estrella.
10 h 07: la FAA –el CAA de Cleveland– informa al Neads del secuestro.
10 h 15: la FAA –el CAA de Washington– informa al Neads la caída del aparato.
NOTAS:
[1] Standard operating procedures, Procedimientos Operacionales Normales (PON). Se trata de los procedimientos de respuesta a las situaciones de crisis previsibles, en oposición a los Contingency operating procedures (Procedimientos Operacionales Circunstanciales – POC) que rigen las respuestas a las situaciones imprevistas. En el caso que nos ocupa, los PON deberían haber sido suficiente ante los desvíos de aviones, previstos en los procedimientos civiles y militares de la dirección de la aviación civil estadounidense. En lo adelante nos referiremos a los PON con el nombre usual de «procedimientos operacionales» (NdT).
[2] The FAA’s Aeronautical Information Manual: Official Guide to Basic Flight Information and Air Traffic Control (ATC) Procedures Manual de Informaciones Aeronáuticas de la FAA: Guía oficial de informaciones de vuelo elementales de los procedimientos de control aéreo
[3] Directiva n° 3610.01 A del Jefe del Estado Mayor Interarmas fechada el 1ro de junio de 2001, Piratería Aérea (secuestros) y Destrucción de Objetos Volantes Incontrolados (www.dtic.mil).
[4] Despegue inmediato. Expresión heredada de la Batalla de Inglaterra que se conserva en la mayoría de las Fuerzas Aéreas modernas (NdT).
[5] Glen Johnson, Otis Fighter Jets Scrambled Too Late to Halt the Attacks (Los interceptores de Otis despegaron demasiado tarde para poder impedir los ataques [Boston Globe- http://nl.newsbank.com/nl-search/we/Archives , 15 de septiembre.
[6] Ibid.
[7] Comunicado de la FAA a la prensa fechado el 9 de agosto de 2002 citado en la obra de William Thomas Pentagon Says 9/11 Interceptors Flew: Too Far, Too Slow, Too Late (El Pentágono declara que los interceptores partieron de demasiado lejos, demasiado despacio y demasiado tarde) y en la de Jim Marrs, Inside Job: Unmasking the 9/11 Conspiracies (Trabajo desde adentro: desenmascarar los complots del 11 de septiembre) (San Rafael: Origin Press, 2004), pp145 a 149.
[8] Testimonio del general de ejército Ralph E. Eberhart, comandante del NORAD, ante el Congreso en octubre de 2002 y artículo publicado en la revista Slate el 16 de enero de 2002.
[9] Nafeez Mosaddeq Ahmed, The War on Freedom: How and Why America Was Attacked September 11, 2001 (op. cit.), p. 151.
[10] U.S. Senator Carl Levin (D-MI) Holds Hearing on Nomination of General Richard Myers to be Chairman of The Joint Chiefs of Staff (El senador estadounidense Carl Levin (Demócrata, por Michigan) da una audiencia sobre la nominación del general de ejército de la fuerza aérea Richard Myers para el cargo de presidente del Comité de Jefes de Estados Mayores), comisión senatorial para las fuerzas armadas, Washington D.C., 13 de septiembre de 2001. Esa parte de la entrevista aparece en el libro de Thierry Meyssan, La gran impostura, pp. 161 a la 163.
[11] Glen Johnson, Otis Fighter Jets (Les intercepteurs d’Otis).
[12] CBS News, programa del 14 de septiembre de 2001.
[13] Chairman of the Joint Chiefs of Staff committee (Presidente del Comité de Jefes de Estados Mayores). En Estados Unidos, los jefes de Estados Mayores de las fuerzas terrestres, de la marina y de la fuerza aérea son, en principio, autónomos. En realidad, se reúnen en el seno de un comité que preside un ex jefe de estado mayor de ejército, el CJCS. El presidente del Comité de Jefes de Estados Mayores corresponde al jefe de Estado Mayor interarmas del sistema francés, quien es el verdadero jefe de las fuerzas armadas. Subordinado directamente al presidente de la República en tiempo de guerra, en tiempo de paz responde ante el ministro de Defensa. En Estados Unidos, el CJCS a menudo trata directamente con el Presidente y asiste, en principio, a las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional que se ocupa de las crisis durante las sesiones de la Oficina Oval.(NdT)
[14] Matthew Wald, After the Attacks: Sky Rules; Pentagon Tracked Deadly Jet but Found No Way to Stop It (Después de los ataques: los procedimientos aéreos; el Pentágono persiguió un avión asesino pero no pudo detenerlo) New York Times, 15 de septiembre de 2001.
[15] The 9/11 Commission, Staff Report, May 19, 2004. (Comisión sobre el 11 de septiembre, informe del equipo, 19 de mayo de 2004) citado por Paul Thompson en su libro, The Terror Timeline, p. 439.
[16] Este programa, además de ser citado por Johnson, es mencionado por George Szamuely en su libro Scrambled Messages (Mensajes confusos), New York Press, pp. 14 à 50 como la primera aparición de la nueva versión que se convertirá pronto en tesis oficial.
[17] Grupo fecha-horario. Expresión militar referida a la manera de situar los hechos en el tiempo en los informes y minutas.
[18] NORAD’s Response Times (Los tiempos de respuesta del NORAD), [comunicado a la prensa del North American Aerospace Defense Command, 18 de septiembre de 2001, www.standdown.net/noradseptember182001pressrelease.htm)].
[19] El vuelo AA11 de American Airlines AA11, a menudo designado en el texto bajo la apelación de vuelo n° 11.
[20] Christian Science Monitor, 13 de septiembre de 2001; MSNBC, 15 de septiembre de 2001; New York Times, 16 de octubre de 2001; Associated Press, 12 de agosto de 2002.
[21] ABC News, 14 de septiembre de 2001; New York Times, 15 de septiembre de 2001.
[22] Boston Globe, 23 de noviembre de 2001; ABC News, 18 de julio de 2002.
[23] New York Times, 12 de septiembre de 2001; Guardian, 12 de octubre de 2001; Boston Globe, 23 de noviembre de 2001. Ben Sliney, nuevo director de operaciones del centro de mando de la FAA, contó después que oyó enseguida el mensaje que contenía la frase «Tenemos varios aviones bajo control» y que la tuvo presente toda la mañana. (USA Today, 18 de agosto de 2002).
[24] Village Voice, 13 de septiembre de 2001.
[25] Guardian, 17 de octubre de 2001.
[26] Christian Science Monitor, 13 de septiembre de 2001.
[27] CNN, 17 de septiembre de 2001; Washington Post, 12 de septiembre de 2001; NORAD, 18 de septiembre de 2001.
[28] ABC News, 14 de septiembre de 2001.
[29] NORAD’s Response Times (Los tiempos de respuesta del NORAD) 18 de septiembre de 2001.
[30] Guardian, 17 de octubre de 2001, New York Times, 16 de octubre de 2001, Boston Globe, 23 de noviembre de 2001.
[31] Boston Globe, 23 de noviembre de 2001; New York Times, 16 de noviembre de 2001.
[32] Washington Post, 12 de septiembre de 2001, CNN, 17 de septiembre de 2001, NORAD’s Response Times [Los tiempos de respuesta del NORAD] 18 de septiembre de 2001.
[33] ABC News, 11 de septiembre de 2002, MSNBC, 23 de septiembre de 2001, Slate, 17 de enero de 2002.
[34] William B. Scott, Aviation Week and Space Technology, 3 de junio de 2002. (www.aviationnow.com/content/publication/awst/20020603/avi_stor.htm).
[35] Air Force News, número del 30 de julio de 1997.
[36] Un artículo del Cape Cod Times del 16 de septiembre de 2001 cita a un vocero de la base aérea de Otis que explica que «un F15 que despega de Otis puede estar sobrevolando Nueva York en 12 minutos». Esa declaración, que presupone una velocidad media de 1 610 km/h pudo tener alguna incidencia en las horas de alerta y despegue.
[37] «NORAD’s Response Times» [Los tiempos de respuesta del NORAD] 18 de septiembre de 2001
[38] Stan Goff, The So-Called Evidence is a Farce [La supuesta prueba no es más que una gran mentira] Narco News n° 14 del 10 de octubre de 2001 (www.narconews.com). George Szamuely, Scrambled Messages [Mensajes confusos] New York Press, 14/50 (www.nypress.com/14/50/taki/bunker.cfm).
[39] Ese desvío de su trayectoria aparece en el trazado del vuelo AA77 que publicó USA Today en la primera página del artículo de Paul Thompson sobre la cronología del vuelo AA77.(www.cooperativeresearch.org/timeline.jsp?timeline=complete_911_timeline&day_of_911=aa7).
[40] Guardian, 17 de octubre de 2001, New York Times, 17 de octubre de 2001, Boston Globe, 23 de noviembre de 2001.
[41] New York Times, 15 de septiembre de 2001.
[42] Newsday, 23 de septiembre de 2001, Guardian, 17 de octubre de 2001, Boston Globe, 23 de noviembre de 2001.
[43] Washington Post, 12 de septiembre de 2001 y Newsday, 23 de septiembre de 2001.
[44] New York Times, 16 de octubre de 2001.
[45] Washington Post,12 de septiembre de 2001, CNN, 17 de septiembre de 2001, Associated Press, 19 de agosto de 2002; NORAD’s Response Times [Los tiempos de respuesta del NORAD] 18 de septiembre de 2001.
[46] B.A. significa base aérea. Se trata de una abreviación muy corriente en los medios aeronáuticos. (NdT)
[47] El Informe de la comisión sobre el 11 de septiembre precisa «09H37M46S» (p. 33).
[48] NORAD’s Response Times [Los tiempos de respuesta del NORAD] 18 de septiembre de 2001 (ver debajo nota 69); Newsday, 23 de septiembre de 2001.
[49] George Szamuely, Nothing Urgent [No hay apuro] disponible en el sitio web New York Press 15/2 (www.nypress.com/15/2/taki/bunker.cfm).
[50] Telegraph, 16 de septiembre de 2001.
[51] Air Attack on Pentagon Indicates Weaknesses [El golpe aéreo contra el Pentágono demuestra la existencia de lagunas] Newsday, 23 de septiembre de 2001.
[52] Pittsburgh Post-Gazette, 29 de octubre de 2001, Boston Globe, 23 de noviembre de 2001; Jere Longman, Among the Heroes: United Flight UA93 and the Passengers and Crew Who Fought Back [Entre los héroes: el vuelo UA93 y los pasajeros y miembros de la tripulación que opusieron resistencia] (Nueva York: Harper & Collins, 2002), p.208.
[53] Guardian, 17 de octubre de 2001, Boston Globe, 23 de noviembre de 2001, MSNBC, 30 de julio de 2002.
[54] CNN, 17 de septiembre de 2001, MSNBC, 3 de septiembre de 2002.
[55] Newsweek, 22 de septiembre de 2001, Pittsburgh Post-Gazette, 28 de octubre de 2001.
[56] Disponible en el sitio www.9-11commission.gov/archive/hearing2/ 9-11commission_Hearing_2003-05-23.htm.
[57] Nominal. Lenguaje aeronáutico proveniente del inglés. Significa que el vuelo se desarrolla conforme a los datos teóricos fijados antes del despegue, ruta, altitud, velocidad y cronología previstos en el plan de vuelo.
[58] Hay un debate sobre la hora, pero sólo para saber si fue a las 10h03 o a las 10h06, como recordaremos después.
[59] USA Today, 16 de septiembre de 2001, Washington Post, 27 de enero de 2002, ABC News y CBS News del 11 de septiembre de 2002.
[60] Pittsburgh Post-Gazette, 28 de octubre de 2001, Washington Post, 27 de enero de 2002.
[61] CBS News, 11 de septiembre de 2001, Associated Press, 13 de septiembre de 2001, Nashua Telegraph, 13 de septiembre de 2001.
[62] Boston Herald, 15 de septiembre de 2001. El artículo de Matthew Wald en el New York Times de aquel día, intitulado After the Attacks: Sky Rules. [Después de los ataques: las reglas de seguridad del espacio aéreo] también mencionaba la declaración de Paul Wolfowitz.
[63] Cleveland Newschannel 5, 11 de septiembre de 2001, Philadelphia Daily News, 15 de noviembre de 2001, Pittsburgh Post-Gazette, 12 de septiembre de 2001, St. Petersburg Times, 12 de septiembre de 2001.
[64] Reuters News Service, 13 de septiembre de 2001, CBS News, 23 de mayo de 2002, Pittsburgh Tribune-Review, 14 de septiembre de 2001.
[65] Pittsburgh Post-Gazette, 13 de septiembre de 2001.
[66] The Independent, 13 de agosto de 2002, Philadelphia Daily News, 14 de noviembre de 2001.
[67] MSNBC del 11 de septiembre de 2002, Jere Longman, Among the Heroes [Entre los héroes] p. 110.
[68] Newsweek, 22 de septiembre de 2001, Pittsburgh Post-Gazette, 28 de octubre de 2001, Telegraph, 6 de agosto de 2002.
[69] Pittsburgh Post-Gazette, 28 de septiembre de 2002, Longman, Among the Heroes, p. 180.
[70] ABC News, 11 de septiembre de 2001, Associated Press, 12 de septiembre de 2001. Longman (p. 264) y el artículo del Mirror reportan que aunque el FBI negó más tarde que en la grabación de esa llamada se mencionara humo o explosión alguna, a la persona que interceptó esa llamada se le prohibió hablar con la prensa.
[71] Mirror, 13 de septiembre de 2002, Longman, Among the Heroes, p. 180.
[72] William B. Scott, Exercise Jump-Starts Response to Attacks, Aviation Week and Space Technology, 3 de junio de 2001, Cape Cod Times, 21 de agosto de 2002.
[73] Ese intercambio es citado en el libro de Thierry Meyssan, La gran impostura(p. 162 de la versión en inglés).